martes, 22 de abril de 2008

El Truco Final

¿Qué diferencia hay entre magia y manipulación? La única diferencia es el objetivo y el resultado final. La magia utiliza una serie de técnicas para llevar a cabo un efecto extraordinario que ilusiona al público. La manipulación, con armas muy similares, busca llevar a cabo un engaño o estafa mientras trata de mantener distraído al respetable.

La Técnica del Truco Final:

1 - Presentación - Todo buen mago debe aparecer ante el público haciéndole saber que él es el mago. De esta manera los asistentes se predispondrán a visualizar sus actos como mágicos.

La Familia Gil accedió al control del Atlético de Madrid en el año 1987 haciéndose ver como "los salvadores" del club.

2 - No anunciarás el efecto del juego - Todo buen mago sabe que en ningún caso se debe desvelar cuál va a ser el resultado del truco. De esta manera los asistentes sólo prestarán atención dónde el mago les indique y disfrutarán además del "efecto sorpresa".

Desde 1987 jamás el Atlético de Madrid ha tenido una gestión transparente. Fichajes, compra-ventas, destituciones, proyectos... Todo se mantiene siempre en una nebulosa que se conoce a través de "globos sonda" enviados por la prensa y provenientes del club. Desde la institución, nunca se afirma ni se desmiente.

3 - La PROMESA - El mago muestra algo ordinario creando la expectativa de convertirlo en extraordinario. De esta manera se mantiene la atención del público que esperará absorto el resultado final.

Año tras año la directiva del Atlético de Madrid muestra equipos ordinarios creando una gran expectativa de triunfos a su alrededor. La afición espera ensimismada el esperado logro sin alzar la voz.

4 - La Distracción - El mago distraerá la atención de los asistentes con el fin de ocultar lo máximo posible el truco. De esta manera el mago puede realizar las acciones convenientes para la consecución de los objetivos sin que los presentes se den cuenta.

Mediante las denominadas "cortinas de humo" los dirigentes del Atlético de Madrid, a través de la prensa, distraen la atención de los aficionados para evitar que se descubra el truco. Fichajes ficticios o reales, actos sociales, anuncios... cualquier acto es perfecto para ocultar las eventualidades.

5 - El Ocultamiento - Durante el proceso de cambio o truco el mago procederá a ocultar, sin llamar la atención del público, dichas acciones. Para los grandes trucos se valdrá, generalmente, de objetos externos a él.

Los entrenadores y en ocasiones también los jugadores sirven a la directiva de escudo para encubrir sus deficiencias en la gestión del Atlético de Madrid. Hoy es Aguirre, pero ya fue Manzano, Bianchi, José Murcia...

6 - El GIRO - El mago muestra un hipotético final del truco que genera una primera ilusión acorde con lo predecible. De esta manera el público recibe una placentera satisfacción mientras relaja su tensión asumiendo que el truco ha finalizado.

Cualquier resultado positivo, incluso en pretemporada contra equipos mediocres, es suficiente para generar y publicitar un proyecto ficticio que más tarde se demostrará como claramente insuficiente. De esta manera se plantean objetivos que, cuando no son logrados, se rebajan hasta dar la sensación de haberse logrado lo suficiente.

7 - La Negación - El mago muestra un resultado que parece erróneo exhibiendo su desolación. De esta manera el público siente un instante de incertidumbre y enojo antes de ser ilusionado de nuevo.

Antes de la marcha de Fernando Torres, por ejemplo, la directiva del Atlético de Madrid repitió por activa y por pasiva que eso jamás ocurriría. Finalmente cuando el aficionado pensaba que no se iba a producir, se llevó a cabo la venta manteniendo que era una decisión personal del jugador, para continuar generando enseguida nuevas ilusiones y encubrir así el estado de hastío de los atléticos. El precio de venta de Fernando Torres que se publicó en la prensa como récord, era en realidad una ilusión que distaba en más del 25% con respecto al precio real.

8 - El PRESTIGIO - Es la parte en la que ves algo que jamás has visto antes.

Desde 1987: Descenso a 2º división, aumento de la deuda de 6 a 300 millones de €, 30 entrenadores y 150 jugadores contratados, peor media clasificatoria de la historia, descenso del 3º al 5º puesto de clasificación histórica en liga, 7 últimas temporadas sin acceso directo a europa, mayor derrota de la historia encajada como local (Atlético 0 - Barcelona 6, 20 Mayo 2007). Extinción de la laureada sección de balonmano.

... Y ahora Señoras y Señores, Damas y Caballeros...

David Copperfield hizo desaparecer la estatua de la libertad ante los ojos de millones de espectadores.

Roy & Sigfried hicieron desaparecer tigres y elefantes durante años en Las Vegas...

Ahora Cerezo & Gil harán desaparecer sin mover un sólo dedo y ante el estupefacto público todo un estadio de fútbol. El Estadio Vicente Calderón con toda su historia, recuerdos y valor.

¿Será este el Truco Final?


domingo, 20 de abril de 2008

¿Dónde están los Indios valientes?

Solo son 2, y lo que significa ser de los vaqueros.

Nosotros más de 50.000. Solos, los Indios.

Hoy desde la posición privilegiada que da la calefacción y los canapés al descanso, los vaqueros han sentido que definitivamente habían ganado.

Ya es demasiado tiempo. Cuando el calor de las llamas del infierno nos abrasaba el trasero nos unimos para volver. Volvimos, sí, pero quizás entonces había sido el momento de unirse también contra los vaqueros. En cambio, les salvamos la cara y dejamos de cuidar las tierras rojiblancas que moralmente siguen siendo nuestras.

Como el padre que malcría a su hijo porque le duele castigarle, como el bueno de la película que no deja caer al malo por el precipicio, repetimos errores que al final nos van a costar la vida, o al menos la salud.

Yo no conozco a estos indios, los de mi tribu, los que sienten lo mismo que yo en rojiblanco. A los que les cuesta dinero su pasión, no los que se enriquecen a su costa; los que se mojan, no los que calientan los asientos de ciertopelo; los que van 2 horas antes del partido para buscar aparcamiento, no los que tienen chófer y llegan en el minuto 15. Y no sé dónde están los míos.

Hoy otra vez el circo y mis ojos no daban crédito. La llama de los indios, la brutal energía, el grito, la pasión se había convertido en un susurro mal entonado contra todo y contra nada, como si los vaqueros estuvieran infiltrados entre nosotros ahogando el hartazgo y la rabia contenida. Silencio y Tristeza dónde debería haber Estruendo y Furia.

Y volverán a resurgir, como enviadas por el enemigo, las voces que critiquen los pitos, las que culpen a las protestas, las que focalicen el conflicto en otro entrenador de tantos que ya han pasado, o en la mala suerte, en las peñas que pasaban por ahí o en un sutil cambio de tema hacia otro nuevo e imaginario fichaje, en "la prensa es madridista", "somos la mejor afición" o "lo hemos hecho para darle emoción", en "hoy Cléber no lo ha hecho tan mal" o "al Calderón se viene a animar"... Pero la realidad es otra.

Ellos son 2, los vaqueros, y juegan con ventaja. Disparan con billetes de quinientos, siempre protegidos por grupos mediáticos que adoran su gestión. Les apoyan desde el otro lado del río. Millones de hojas de periódico, decenas de gurús de la incomunicación. Por cobardía o por interés, por miedo o por placer, por estupidez o simpleza mental... los vaqueros tienen la garantía de que nadie les va a criticar.

Nosotros somos más, los indios, pero parecemos menos. Las flechas se disipan en enemigos imaginarios y, de vez en cuando, alguna le cae al compañero de butaca. Otras veces elegimos nombre para nuestro destierro y amenizamos las tardes soñando en lo que podría ser pero no será. Nos dividimos en 2 y de esa división surgen decenas de miles más. Algunos intentamos escribir desde la impotencia, otros gritan desde la 0 más solos que acompañados. Ya no importa ganar o perder, ya no importa rebajar, tras cada derrota, los objetivos. Ya no importan los Cléber, los Reyes, los Eller. Ya no recordamos los porqués. Nos acostumbramos a la mediocridad, a los comentarios jocosos del acordeón; a la falta de respeto, sin defensa, de los impresentables. Al "así es el Atleti", al "pupas", al "sufridor", a no ser más que "la mejor afición". Al "este año sí", al "este año tampoco".


Definitivamente, han ganado los vaqueros.

(...y mientras, Aguirre se gana la renovación: "Soy el responsable de todo, no Cerezo").


lunes, 14 de abril de 2008

Anoche tuve un sueño

Anoche tuve un sueño. Eran las 4:30 de una tarde del mes de Mayo. Un día perfecto para la práctica del fútbol como decían los locutores de antaño. Estaba seguro que no iba a ser un sueño cualquiera así que me dispuse a comprobar la clasificación... 3 puntos más y matemáticamente campeones de liga. En los alrededores del Vicente Calderón se respiraba una primavera rojiblanca, ni el blanco polen se atrevía a rondar por Melancólicos como era de costumbre.

Pasé por la puerta cero, el túnel abarrotado. Entre tanta gente que nunca antes había visto, sentí la necesidad de hacer honor a quien intentó cambiar la historia mientras todos miraban desde la orilla de la indiferencia y la mofa, y lo consiguió. Hoy nadie les daba las gracias aunque todo debió ser gracias a ellos.

Entré al campo, prácticamente lleno media hora antes ¡Qué orgullo ser del Atleti! Unos cuantos chavales se entretenían jugando con un bote de coca cola. Cada uno había elegido su jugador del equipo preferido y ninguno repetía. Somos grandes de nuevo, pensé.

Diez minutos antes de las 5:30, el estadio repleto y de repente un silencio abrumador. Duró tres segundos que parecieron tres décadas. "¡Yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón, donde acuden a millares, los que gustan del fútbol de emoción...!" El himno cantado a coro por los 55.000 que estábamos allí, como desde el primer partido de aquella temporada, me seguía estremeciendo. Justo cuando terminó saltaron al terreno de juego los jugadores con una sincronización perfecta. Quedaban 90 minutos cantando y animando hasta la extenuación.

Dos horas después mi padre, mi hermano, cientos de miles de personas y yo lucíamos orgullosos las rayas rojiblancas de camino a Neptuno. Antes, dentro del estadio, los jugadores habían agradecido a la grada su continuo apoyo y aliento al equipo. Humildes, luchadores, atléticos y campeones eran los que ahora defendían el escudo en el terreno de juego.

...

Volvía en mi coche por la M-40. Después de hora y media de atasco y decepción llegué al desvío de la M-30. Otra vez resignado a ver lo que fue mi casa y la de todos, ahora urbanización de quién quiso y pudo comprar.

Eran las 4:30 de la tarde del mes de Mayo. Un calor sofocante y los niveles de gramíneas por los cielos sacudían mi alergia de cada año. En el descampado de los alrededores del Estadio de Madrid unos cuantos seguían protestando contra lo que ya no tenía remedio, como queriendo recordar que ellos ya nos habían avisado. No les faltaba razón. El ambiente era tenso y escaso, otra derrota y de nuevo a segunda división.

Entré a ese campo a medio terminar que nunca nos llegó a gustar y que no sentíamos como nuestro. A pesar de los 30 grados a la sombra, era frío. Unos chavales jugaban con un bote de coca cola, discutían, todos querían ser el mismo jugador, el único que les gustaba, de los pocos que merecían la pena, el que ya no jugaría en el Atléti la temporada siguiente. Seguramente en su nuevo equipo de la liga inglesa triunfaría como hizo Torres y entonces la prensa lo trataría como lo que ya era, un crack. Ese año el objetivo también era quedar entre los 6 primeros, los títulos eran una quimera que ni se imaginaba.

Diez minutos antes de que comenzara el partido un ligero murmullo de preocupación. Salieron los jugadores al terreno de juego mientras 30.000 voces gritábamos "¡Atléti, Atléti!" mostrando nuestras bufandas. Quedaban 90 minutos cantando y animando hasta la extenuación. Ahora los gritos contra la directiva no se silbaban. Por fín se iban, no dejaban nada, sólo números negativos allá donde miraras.

En la hora y media que duró el viaje ni mi padre ni mi hermano habían hablado mucho. No teníamos ganas. Antes, dentro del estadio cuando terminó el partido, los jugadores habían vuelto a los vestuarios sin inmutarse, como si la tragedia no fuera con ellos. Sólo el ídolo de la afición se despidió con lágrimas en los ojos. Cuando llegué a casa me fui directo a mi habitación. Yo no puedo llorar en público.

...

Alguien había encendido la luz y me había despertado de mi sueño.

¿Tu qué quieres soñar?

jueves, 10 de abril de 2008

Miguel Serrano, no nombres a Dios en vano.

Juega en casa, rodeado y apoyado por sus tabernarios colegas, pero se le nota nervioso. Antes de decir una sola palabra ya le han barrido bien el suelo, para que sepa por donde tirar. Suena la sintonia de la libertad de expresión, la escusa más manida del que, disfrazado de opinión, trata de ofender. Es usted un patán y un payaso. ¡¡PLAS!! ¿Pero por qué me pega? Si es sólo mi opinión. ¿Es qué ya no hay libertad de expresión, o qué?


Y llega su turno, le dan paso, trata de decir algo, le cuesta. No es capaz de decir tres palabras seguidas sin tartamudear. ¡Este si que es un periodista de los que hacen escuela! Los camaradas le echan un cable. Venga Miguel que es tu opinión y ya está, tampoco has dicho nada hombre, venga explícaselo anda, si es que usas un lenguaje muy culto y no te han entendido... Él asiente. Lo vuelve a intentar.

Mientras, al otro lado del transistor, un chaval de 19 años cierra un libro. Tenía que haber hecho caso a su padre desde el principio. Se dirige al salón. Papá me voy a cambiar de carrera, dejo Periodismo. Entre atónito e incrédulo el padre pregunta. ¿Cómo? Sí, papá, me da vergüenza.

Miguel Serrano ya ha terminado su intento de hablar. La huida hacia adelante del necio, la justificación del pusilánime, la vaga explicación del incapaz termina. "Bueno, si hace falta me disculpo".

Mariano de Cavia, Julio Camba, González Ruano, Fernández Flórez, Umbral. Todos ellos y otros muchos otorgaron prestigio, reconocimiento, entidad y valor intelectual a la columna. Ahora, desde el ámbito académico habrá que buscar una nueva denominación para que ningún otro majadero vuelva a vomitar sobre tan noble instrumento de opinión su soez, vulgar, impertinente y vergonzoso punto de vista.

Tiene apariencia de universitario de 7º curso de periodismo, 5 más el descuento. De esos que creían saber más retórica que los sofistas y más sinónimos que Hermida. El suspiro del que se zafa de sentarse a su lado en clase. Del que toca los crótalos en la tuna. De los que piensan que siempre ha habido clases ¿he dicho piensa? De los que cuentan un chiste y nadie se ríe. De los que un día papi les consiguió un empleo...

Por su literatura nadie diría que sepa siquiera donde queda Harvard; La Scala sí, en Milán, dónde se han representado siempre las grandes tragedias y melodramas, se le olvidó buscar en Google. Por su aspecto, camisa granate bien abrochada, corte en peluquería Mari Luz y gafa pastas Chin chin, nadie diría que Armani sea su referente en moda. Página 28 ¿en qué página juntas tú las letras, Antonio?

Kün ya eligió. Le va más el buen rollo de la "Complu" que los alumbrados con acento americano. Le gusta U2 y los Rolling antes que Operación Triunfo. Versace, colores vivos para los que se diferencian de la masa blanca, le sientan perfecto. En Marca ni asomar contigo de referente. Prefiere 9 luchando que 30 robando, aliento y afición constantes a recalificaciones vergonzantes, esfuerzo y valentía a corrupción y cobardía, fútbol y pasión a mentiras y manipulación. Agüero ya sabe por qué es del Atleti.

Efectivamente, 9 de cada 10 seres humanos elegirían el Real Madrid. Por eso el 10 es el sobresaliente y Kün la matricula de honor.

viernes, 4 de abril de 2008

Manipulación, con M mayúscula

La M mayúscula, de color rojo, tosca -quizás como muestra de su literatura-, sobre fondo blanco, trasfondo de todo lo que contiene, a veces de lo que le gustaría contener, y este es el caso.

La M que es letra de arranque de muchas bellas palabras se convirtió, allá por el 38, en la inauguración de un periodo oscuro para una profesión que nació con espíritu noble, osado y afán reivindicativo.

La M, con pretensiones de revelar los éxitos del ser humano, de simbolizar el esfuerzo y la consecución de la victoria, pronto se convirtió en una M a la que le faltaba un Real para ser más papista que el papa o su blanca indumentaria. Hoy les sobran Reales y les falta realidad.

La M que disimulaba como uno más en el kiosko no tardó en permutar a novela de ciencia ficción cuyo único argumento transcurría en una lejana galaxia, dónde el césped se podía convertir en oro y en torres, la incisiva verdad en dulce fantasía y el delito en abominable complacencia.

La M como gozo del lego que necesita escapar de la hipoteca del piso y las letras del coche, aunque sea a lomos de falacias incontroladas y deplorable hipocresía que sin ellos quererlo van ganando más enemigos, incluso entre los que ganan ventaja con tan dantescas falsías.

La M que inaugura la palabra que todo deportista trata de vencer con esfuerzo y afán de superación, hoy ha terminado por convertirse en la M que inaugura la palabra en primera página del catálogo escatológico de pretensiones periodísticas.

La M, dónde hoy tocaba arremeter contra los que siguen compitiendo y animando con vehemencia a pesar de cabildos, presidencias deshonestas y vilipendios varios, se ha encontrado con lo que no podía imaginar, pero merecía hace tiempo. Hoy, algunos de los de la otra acera, los siempre beneficiados, los asiduamente entronizados, se han cansado de pésimas mentiras y han convertido los comentarios del embuste en un repertorio de definiciones al deshonroso acto de manipular en portada.

La M, la M de Manipulación, la M de Mentira, la M de Mácula, la M de Malicioso, la M de Malintencionado, la M de Mordaz, la M de Maleducado, la M de Mierda, la M de MARCA.